Nada importa.

Todo está permitido y, otra vez, nada lo está. No importa por dónde vayas, no es mejor lugar que otro. Es lo mismo si logras algo o no, tienes fe o no, como es lo mismo si guardas silencio o lloras. Hay una explicación para todo y a la vez, no hay ninguna. Todo es real e irreal, normal y absurdo, espléndido e insípido. No hay nada que merezca más la pena que cualquier otra cosa entristecerse por la propia tristeza y alegrarse por la propia felicidad. ¿Qué más da si nuestras lágrimas vienen de tristeza o alegría ¿realmente importa? ¿Hay de verdad algo importante que ganar? Todo lo ganado es una pérdida, y toda pérdida es algo ganado. ¿Por qué siempre esperar un lugar fijo, ideas claras y palabras con significado?

No hay comentarios:

Publicar un comentario